1.6.14

cástin habitué: requisitos

Debe saber que el futuro es una obra, un cuadro, un rezo, un vuelo manso, una bicoca.
Que el pasado es un color y es una nota, y el presente, la guitarra o el pincel con que se borda.


Algunos requisitos, al voleo y sin orden ni concierto, que el aspirante a Habitué debe tener en cuenta si es que quiere sumarse a esta patota rante. Vea:

. El aspirante a Habitué debe tener… dos puntos. Es decir, dos puntos: dos amigotes o cuñados que tengan propiedad, una o varias, como pa' que le salgan de garantes ante cualquier balurdo en el que eventualmente se vea envuelto, y que tengan resto como para que lo puedan desenvolver, como por ejemplo, pagando una fianza.

. Apto psico-físico. El físico es sencillo y no demanda grandes hazañas: basta con poder tenerse en pie lo que dura una presentación, hora y media, pongalé como mucho, y, quizás, y en otro orden de cosas, no acalambrarse en el repetido gesto de llevarse el vaso de totín a la boca durante alguna memorable parada nocturna en los bares de mala muerte que se nos da por frecuentar.
El psico, sí, es más peliagudo. Porque los Habitués más avisados suscriben distintas teorías psicoanalíticas enfrentadas entre sí, y así no hay inconsciente que pase la prueba. Que obtenga el alta, digamos. No obstante ello, todos concuerdan que el pretendiente a Habitué debe estar, por lo menos, de colifa para arriba, cuestión esta que ya viene garantizada por el solo hecho de querer cantar en Los Habitués. Así que olvidesé, que si es por eso, usté ya está atroden.


. Debe estar dispuesto a pagar el inefable "derecho de piso", y soportar cachadas infames, mandoneos, las tareas más viles. Como por ejemplo barrer el bulo donde ensayamos (Cynar, por ejemplo, puede llegar a soltarle mientras toca: Traéme un güiscacho…, Chiquito), ir a comprar más birra, invitar asados, etc., hasta que "alguien", Momo quizás, decida que ya es un habitué hecho y derecho, o hasta que entre otro habitué nuevo, y pase usté a ser parte de los cachadores, y pueda mandonear a su vez y a su gusto.

. Debe cantar con emoción y sentimiento (y con afinación, no está de más decirlo nuevamente) porque, como bien escribió nuestro inefable Negro Flores, para ser un cantor / de porteña emoción / hay que dar rosca al corazón, / amor, pasión, dolor.

. Debe jugar de pasable para arriba al fóbal de mesa con miga de pan, al tute, al truco, al chinchón y al chancho va. Debe saber fabricar y remontar barriletes, dibujar rayuelas, jugar bien al balero, al rango y a la bolita, ser campeón certificado a la escondida.

. Debe estar dispuesto a entregar… En fin. A entregar, decía, lo mejor de su arte e inspiración sin esperar ostensibles retribuciones en metálico, ya que la barra cada tanto se embarca en estrafalarios proyectos que les morfan el tovén (aunque un manguito a veces aparece y se va tirando).

. Debe saber que las "mieles del éxito" no pegotean a Los Habitués: es decir, ni vento, ni sexo, ni drogas, ni rocanrol, ni limusinas rosas ni nada de eso. En estos asuntos del Gotán y la Gamur hay que estar más bien dispuesto a transpirar la camiseta, y, como es sabido, el olor a chivo a las damas no les gusta mucho que digamos, y a los medios tampoco.

. Tiene que ser más bien tirando a fulero (o sea, no superar ostensiblemente el promedio habitué), como para no alterar en demasía el ecosistema y evitar (y evitarse) problemas: el relumbrón de algún facón, por ejemplo, no sé si me sigue...

. Tiene que, por fuerza, gustarle el tango y la murga porteña, así como todo ritmo genuinamente arrabalero y popular, y, por supuesto, el rocanrol estilo cul du monde o world’s ass. Si usté tuviera o tuviese además otros gustos musicales, no importa, ya los va a ir perdiendo.

. Debe llevar en el cuore y en los sentidos memorias de otros tiempos. Debe ser ducho en amores, y, sobre todo, en desamores. Debe saber que ya se dicho todo, y que todo ya está hecho, y, no obstante, debe querer hacer, todo, de nuevo. Desde el principio.

. Tiene que ser devoto de Momo, moquear de emoción ante una callecita cruzada por banderines y lamparitas, caer en filosófico éxtasis ante un tres saltos ejecutado con pasional y arrabalera elegancia, y, en síntesis, pensar y sostener que el bombo con platillo es el instrumento, artilugio o mecanismo más perfecto de la Creación.

. Tiene que saber que en la movida se agencia diez amigos que le caerán sin avisar a morfarle los fideos a la boloñesa, y a acabarse alegre y fraternalmente los tubos de totín que usté compró. Mas, sepa también, que esos diez le bancarán la parada a muerte, y le aguantarán mañas y cagadones sin preguntar. Salvo que sea usté un rompequinotos importante, o se le dé por perpetrar fulerías que estén por fuera de lo permitido en esa suerte de Código de Hammurabi o Tablas de la Ley que se intitula "Las diez cosas que un habitué no debe hacer si no quiere perder los dientes", que se adjunta. En ese caso, como primera medida, le retiraremos el saludo. Como segunda… mejor raje.

. Debe tener espíritu de purrete sensible, atrevido y atorrante, y nunca pero nunca tomarse las cosas con demasiada solemnidá.

. Debe saberse visceralmente del lado del pueblo y nunca pero nunca del lado de los dueños de la pelota, y, con esto, pongalé que alcanza. No obstantemente, como la barra gusta de pensarse formando parte del vasto movimiento poético denominado peronismo, del cual los Habitués integran la vertiente anarca, irreverente y quilombera, haga la siguiente prueba: repita “Perón, Perón” suavemente y varias veces. Si de resultas de esto no le sale caspa o pelos en el cuerpo, va a andar bien. Si sí le salen…, mejor busquesé otra banda.


Creemos que con esto se va aclarando la cosa. Y si usté ve que cumple masomeno las condiciones, vamo’ a andar fenómeno. ¿Qué le parece, eh?, ¿se sube?... ¡Ah!, ¿no? No le int… ¡¿Por qué no le interesa?! ¡Uh, ma’ sí, andá a cantar con Yástinvíver y a ver cómo te va, gato!

¡Salú!

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